
A principios de
este siglo comenzaron los navarros a unir esfuerzos y conformar grupos constituidos
a partir de vínculos de parentesco, amistad y paisanaje, los cuales procuraban
a sus afiliados servicios, mediaciones, influencias, estima y centralidad
política. Lo anterior tiene repercusión en América con el aumento de navarros
que comienzan a surgir y destacarse en altos puestos de la administración
colonial.
Para cuando
viajan al nuevo continente algunos de ellos ya provenían de familias que habían
salido de las comarcas navarras y se habían ubicado en otras de la península, fueron
grupos familiares que participaban en la carrera económica y política ofrecidos
por la corona. Por ello muchos de los navarros migrados al Nuevo Mundo habían
nacido o se encontraban residenciados en las principales ciudades económicas y políticas
de la península como por ejemplo los puertos del sur.
Como lo ilustra
el ejemplo de Francisco de Berrio, cuya familia heredera del solar navarro de
los Berrio, se había asentado en el sur de la península por estar dedicados al
comercio trasatlántico. Francisco de Berrío fue nombrado para el cargo de
Gobernador de Antioquia, por esta razón emigró en 1616 al Nuevo Mundo para
cumplir dicho cargo. El nuevo gobernador viajó en compañía de varios criados
entre los que se encontraban los navarros Esteban Fernández de Aldabarrena,
oriundo de Mendigorria y Juan de Arregui Albéniz, oriundo de Olazagutía.
Seguramente recomendados por las clientelas familiares en las que estaban
inscritos personajes como el designado gobernador de Antioquia, en contraprestación
debía procurar brindarles a sus criados una esmerada educación, la oportunidad
de emprender algún negocio o de ubicarlos en algún puesto u oficio privilegiado
en el gobierno de Antioquia.
De esta red de funcionarios
de origen navarro que vinieron a ejercer los oficios como los de regidores, empleados
de la gobernación o funcionarios de los reales ramos (real hacienda o reales
estancos), entre otros, encontramos en 1628 al contador Agustín Tirapu,
posiblemente originario del pueblo del mismo nombre en Navarra, quien venía a
desempeñar el cargo de contador de la Real Hacienda en la ciudad de Zaragoza proveído
en 1627.
Por esta misma época
vino Ventura Maya quien desempeñó algunos cargos de gobierno, especialmente en
Medellín, Ventura había nacido en Santafé capital de la audiencia del mismo
nombre, descendía de un antiguo linaje navarro por parte de su padre Domingo de
Maya y Enderiz, quien era oriundo de Pamplona. Ventura se casó en Antioquia con
Juana de Acebedo Latorre, dejando una familia que extendió este apellido
navarro por toda la región paisa.
Para finales del
siglo los navarros, en especial los baztanéses, habían logrado consolidar una
red comercial, política y clientelar de considerable importancia entre Europa y
América. Gracias a ello se dio la presencia de numerosos comerciantes del
Baztan en América, como en el caso de Antioquia, Francisco de Saldarriaga
Irigoyen, quien arribó al Valle de Aburra a finales del siglo XVII y efectuó
nupcias en enero de 1682 con Catalina de Castrillón, hija de la acaudalada dama
María Vásquez Quadramiros. De esa unión dijo haber recibido por dote 6.000
pesos en bienes, como las propiedades recibidas en San Diego donde poseía un
trapiche operado por 30 esclavos y 250 reses que pastaban.
Saldarriaga se
convirtió en un acaudalado comerciante y propietario de finales de este siglo,
su mayor prestigio se basaba en sus negocios y vínculos que efectuaba como
prestamista, compadre y albacea de vecinos de muy variado rango. Sus continuos
viajes a Cartagena y Sevilla lo convirtieron
en gerente de operaciones comerciales en las que los vecinos confiaban sus
dineros, en correo de encomiendas y en mensajero. En sus viajes a la península
entre 1688 y 1696, los vecinos que aspiraban a un titulo o cargo prominente le
extendieron poderes generales y particulares.
Pero también se
dedicó a la administración pública pues además de ser Sargento Mayor, fue
nombrado en 1685 en Medellín como Alcalde Menor, unos años más tarde llegó a
ocupar la Alcaldía Mayor, pero sólo por un año, por su muerte acaecida en 1703.
A finales del
siglo también se establecieron en Antioquia otros navarros que fundaron
familias, empresas, desempeñaron cargos públicos, eclesiásticos, militares o fueron
simples pobladores, entre ellos tenemos a José Echagüe y Andía, oriundo de
Artajona, Agustín de Espinar Ardaiz, oriundo de Pamplona y Antonio de Legarda,
oriundo de Legarda.
Así la colonia de
navarros se fue acrecentando a finales del siglo XVII, cuando se presentó una
mayor inmigración de individuos solteros procedentes del Reino de Navarra, que
vinieron a establecer negocios relacionados con el comercio o cumplir cargos de
la administración peninsular en Antioquia, llegando a su mayor grado de inmigración
en el siguiente siglo XVIII.
Sin embargo muchos
linajes navarros del siglo XVII como los Saldarriaga, Berrío, Maya o Fernández
de Arrabarena se desacatan en la actualidad en Antioquia, los cuales además dejaron
en la región una historia y un legado que dan muestra de un pueblo pujante, de
gente valiente, emprendedora, arraigada a las costumbres y con una conciencia
de pueblo histórico; lo anterior porque fueron muchas las tradiciones y valores
que los navarros traspasaron en este su nuevo hogar, transferidos desde las montañas
pirenaicas y los llanos del sur navarro a las empinadas montañas antioqueñas.
Autor: Jon Ricaurte
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