lunes, 1 de noviembre de 2021

Miguel de Aguinaga y los 246 años de la fundación de Ntra Sra de la Candelaria de Medellín

Casa Aguinaga, autor Errekarte

El eibarrés Miguel de Aguinaga y Mendigoitia aparece como el fundador de la villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín, pero antes de conocer este importante suceso es necesario mencionar que al alavés Francisco Montoya y Salazar fue quien inició este proceso de fundación; sin embargo, por alguna razón no culminó esta labor encomendada, lo cual le valió, en agosto de 1672, una multa por valor de 100 patacones.

Montoya, nacido en Berantevilla, Álava, había sido nombrado en el cargo de gobernador de Antioquia desde abril de 1669, razón por la cual se presentó en mayo del citado año en la Casa de Contratación de Sevilla para migrar a Antioquia con el fin de ocupar este cargo. En la provincia el berantevillés se unió en matrimonio con Ana de Castrillón, acaudalada dama que estuvo casada en tres ocasiones, curiosamente dos de ellas con alaveses: el citado gobernador y el minero (de Zaragoza y Remedios) Juan de Menoyo y Angulo.


Según aparece en su testamento, el alavés Montoya pasó a América con un hijo natural llamado Juan Francisco, quien se ordenó en Antioquia como sacerdote. Además, tuvo con su esposa Ana una hija llamada Francisca María Montoya Castrillón. A inicios de 1674 por problemas de salud realizó su respectivo testamento, de ahí que su periodo de gobierno se extendió hasta estas fechas y no le tocó recibir la Real Cédula del 22 de noviembre de 1674, por medio de la cual la reina María de Austria dio su beneplácito para erigir en el valle de Aburra la villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín.


Placa Aguinaga, autor Errekarte
Su sucesor fue el también vasco Miguel de Aguinaga y Mendigoitia y como se ha mencionado fue a quien le correspondió, un año después, ejecutar la orden de fundación de la villa, el 2 de noviembre de 1675. Aguinaga había nacido en 1630 en la villa de Éibar, Guipúzcoa. Era hijo de Miguel de Aguinaga y de María de Mendigoitia, quienes según registros de nacimiento tenían dos hijos más: María Victoria y Juan Bautista. Este último fue “caballero de la Orden de Alcántara, del Consejo de su Majestad, juez oficial de la Real Audiencia y Casa de la Contratación de Indias en la ciudad de Sevilla”.

En mayo de 1674 Miguel de Aguinaga fue nombrado como gobernador de Antioquia, tomando posesión del cargo el 12 de octubre de 1675. Su primera y más importante labor fue el 2 de noviembre la fundación de Medellín: instalación de sus autoridades, organización de la ciudad y elaboración de un censo de todas las personas que habitaban el valle (unas 158 familias, alrededor de 3.500 habitantes).


Cuando instaló el primer cabildo nombró por depositario general al vizcaíno Antonio Atehortúa y Ossa, quien en épocas pasadas había ocupado los cargos de contador y regidor de la ciudad de Santafé de Antioquia. Según Manuel Monsalve, el vasco Atehortúa desistió del cargo alegando estar ocupado en las labores de minas; sin embargo, por información tomada del Consejo de Medellín se puede establecer que cumplió este oficio al menos de manera temporal.


Aguinaga cumplió su periodo de gobierno sin mayores contratiempos ni alteraciones, tanto que el 23 de junio de 1676 el cabildo decía que bajo su mando se respiraban paz y tranquilidad en la provincia. De igual forma se afirmó que el guipuzcoano se mostraba “muy celoso del servicio de Dios y del aumento de la real hacienda”. En 1679 culminó su periodo de gobierno y para 1681 aún se encontraba residenciado en esta ciudad. En fechas posteriores se trasladó a la ciudad de Sevilla, España, donde murió en 1693. Su sucesor fue el cántabro Diego Radillo de Arce, de manera que podemos considerar a Aguinaga como el último gobernador de origen vasco que se recuerde hizo presencia durante el reinado de la dinastía de los Austrias en la provincia de Antioquia.


Autor: Errekarte