Casa del músico vizcaíno Jesús Arriola en Antioquia |
Es ya
conocida la participación migratoria vasca que arribó a América en oleada a
partir del siglo XIX bajo las nacionalidades española y francesa. Según el
investigador argentino Marcelo Iriani entre 1840 y 1920, unos 200.000 vascos
abandonaron Euskalherria. De esa cantidad, un 50% retornó, del resto Iriani
calcula que aproximadamente 60% se ubicaron en el sur del continente. Otro
importante porcentaje se esparció por otros países del continente americano de
los que Cuba y Méjico absorbieron la mayor parte. Sin embargo permanece otra
cara de la migración dispersa, poco tratada y valorada pero que finalmente
forma parte del fenómeno, son otros países y regiones americanas que gota a
gota también asimilaron generaciones de jóvenes que provenían de Euskal herria
y Europa en general, aunque sus motivos y necesidades migratorias son variadas
y no siempre pasan por la necesidad, lo económico o político.
En el
caso de la región de Antioquia sabemos que los procesos de independencia de la
Nueva Granada, cortaron abruptamente la participación española en la
experiencia migratoria. En el siglo XIX los inmigrantes provenían en pequeña
escala de otros países europeos, ingleses, franceses, alemanes, italianos,
suecos y suizos, entre muchos otros, siendo los españoles la gran minoría.
Estos inmigrantes tenían apellidos exóticos y profesaban ideas políticas, religiones
y costumbres extrañas a las de los forjadores de la cultura paisa decimonónica,
lo cual, dada la marcada alteridad conllevó incluso a que se debatiera la
conveniencia de traer extranjeros o prohibir su entrada. La tendencia general
fue lo segundo restringir el ingreso de extranjeros, lo que conllevó a que los
extranjeros en la primera mitad del siglo XIX fueran numéricamente insignificantes
en esta parte de Suramérica.
Los
vascos también dejaron de migrar con el grupo español durante el siglo XIX, no
obstante, algunos centenares de inmigrantes de esta nacionalidad –dentro de los
que incluimos a vascos-navarros– se habrían asentado en la América meridional –actuales
Venezuela, Colombia y Ecuador–.
En la región
de Antioquia en los primeros años del siglo XIX los vascongados participaron en
la creación de una República libre y soberana, que desconoció por su rey a
Fernando VII y a cualquier autoridad que no emanara directamente del pueblo
antioqueño y sus representantes. Eran individuos nacidos en suelo americano hijos
o nietos de inmigrantes de las vascongadas y de Navarra, los redactores de los
primeros textos constitucionales de Antioquia y de la primera declaratoria de
independencia absoluta de España, como José María Ortiz, hijo del comerciante
vizcaíno José Domingo Ortiz; Pedro Arrubla, hijo del navarro Juan Pablo Pérez
de Rublas y los hermanos Andrés y Fernando Uruburú, hijos del descendiente de
alaveses nacido en La Rioja Valerio Ramón Uruburú.
Estos
hijos de europeos hacían parte de un pronunciado grupo de inmigrantes, casi un
centenar de nacidos en las vascongadas y en Navarra que confluían en suelo antioqueño
–dedicados principalmente al comercio y a la extracción minera–, en esta
importante época en que se puso en marcha la República de Antioquia y en la que
mucho tuvieron que ver los anteriores. Sin embargo fueron otros descendientes
de vascongados: Uribe, Mondragon, Lenis, Isaza, Echeverri y Zuláibar, quienes
lograron restablecer el imperio español al culminar con el primer proyecto de
República en Antioquia y asegurar la restauración. Para este propósito en toda
la América meridional vinieron desde la península numerosos soldados y oficiales
provenientes de las vascongadas, de los cuales poco sabemos por la tendencia en
la historiografía de asegurar la invisibilidad de los sectores adscritos al
bando perdedor. Pero que es posble
notarlos por ejemplo en el cerco que hicieron en Antioquia las fuerzas
realistas, donde se destacaron algunos oficiales que tenían los apellidos de Mendiburu,
Larruz y Aguirre entre otros recién migrados de las provincias históricas vascas
para evitar el colapso del imperio español.
Con el
advenimiento de las fuerzas insurrectas bolivarianas el territorio antioqueño, que
había vuelto a jurar fidelidad al monarca español, quedó supeditado al ejército
bolivariano formado por rebeldes venezolanos, neogranadinos y miles de
mercenarios extranjeros de distintas nacionalidades británicos, franceses,
españoles, antillanos, alemanes, italianos, holandeses, estadounidenses, entre
otros.
El
proceso de centralización política iniciado por Bolívar en las ex provincias
españolas de América meridional y la pedagogía –odio a los peninsulares y creación
de nuevos símbolos patrios– de la nueva República que surgió a partir de este
proceso, ocasionó en el territorio venezolano y neogranadino dos procesos
importantes: el primero fue que lesionó la autonomía ganada por las ex
provincias españolas en el primer proceso republicano al aplicar el modelo
centralista francés y desconocer la personalidad histórica de las
ciudades-provincias y de los pueblos con derecho a constitución como las
comunidades indígenas; en segundo lugar provocó la animadversión y odio contra
los españoles lo que cortó definitivamente su migración histórica a la América
meridional.
Fue precisamente
este motivo el que hizo casi imperceptible el proceso de migración de
peninsulares a esta parte del territorio o casi nulo de no ser por el
movimiento de canarios que se experimentó en las costas de Venezuela en estos
primeros años del siglo XIX.
Bajo
este marco debe considerarse que la gran migración vasco-navarra que se dio a
partir de la segunda mitad del siglo XIX tuvo mayor presencia en el cono sur de
América, gracias a una mayor inserción de esta población en estos países que abrieron
las puertas a los inmigrantes.
En el
caso concreto de Antioquia la gran migración de vascos y navarros que
experimentó esta región ocurrió desde finales del siglo XVII y durante todo el
XVIII. Así teniendo en cuenta la escasa población existente en la época
colonial junto con la reducida migración del siglo XIX y XX, el número de
vascos llegados a Antioquia en la época colonial ha representado una cifra que
bien vale la pena tener en consideración, puesto que ha sido un tema vigente que
ha contribuido a forjar una imagen estereotipada del pueblo antioqueño,
principalmente desde finales del siglo XIX y durante gran parte del siglo XX. Ejemplo
de ello fueron los estudios realizados en la segunda mitad del siglo XX por investigadores
sociales norteamericanos como Everet Hagen quien bajo una muestra de la guía
telefónica de Medellín en 1957 hablaba de un 15% de apellidos existentes de origen
vasco y quien afirmó que el espíritu empresarial antioqueño se debía a sus
ancestros vascos. Por su parte otra norteamericana Ann Twinam, al intentar
desmitificar esta teoría analizó la información presente en las Genealogías de
Antioquia y Caldas de Gabriel Arango Mejía, corroborando que según las
provincias de origen de los apellidos paisas más típicos, los vascos están representados
en un 22% de los inmigrantes peninsulares en Antioquia; el sociólogo e
historiador Luis López de Mesa afirma que de unos centenares de familias que existían
en Antioquia más de cien eran vascas; el intelectual antioqueño Emilio Robledo,
en el prefacio de la obra de Gabriel Arango Mejía confirma que no son menos de
cien los apellidos vascos más importantes de Antioquia; el bilbaíno Francisco
de Abrisqueta afirmó en su obra que ha contabilizado 229 apellidos de origen
vasco, tan solo en la ciudad de Medellín, que corresponden a los de las
familias más frecuentes e importantes paisas. Basados en estas cifras podemos
afirmar dada la escasa inmigración extranjera que recibió esta región, el elemento
vascongado proveniente de la era colonial se convirtió en un factor
predominante entre la población antioqueña de este nuevo siglo XIX,
curiosamente el caso contrario ocurrió en las regiones del cono sur de América
para la misma época decimonónica, donde el factor vascongado se hizo evidente gracias
a que el fenómeno de migración vasca continuó a lo largo de este siglo.
Pese a
que la inmigración vasca de importancia se presentó en Antioquia en la era
colonial, en el siglo XIX es posible encontrar algunos sujetos vasco-navarros
emigraron en este siglo XIX en Antioquia en años posteriores a la Independencia,
estamos hablando de menos de un centenar de individuos que se asentaron en esta
región, cumpliendo un papel destacado y fundando algunas familias importantes
como veremos a continuación.
Autor: Jon Ricaurte
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