lunes, 25 de octubre de 2010

TRAS LAS HUELLAS DEL EUSKERA EN ANTIOQUIA

El uso del euskera en el actual territorio de Colombia se remonta a las primeras exploraciones ocurridas en 1499, durante el tercer viaje de Colon, pues se dice que desde ese momento se hacia sentir una fuerte presencia de vascos. Algunos tan destacados como el piloto y geógrafo Juan de la Cosa, apodado “El vizcaíno”.

De ahí en adelante, los vascos comienzan a venir regularmente y se distribuyen por toda la geografía nacional. Por esta presencia es que el departamento colombiano de Antioquia ha sido considerado como un eje importante de la inmigración vasco-navarra, principalmente durante la época colonial cuando centenares de vasco-navarros migraron por estar vinculados a las empresas de colonización españolas. Vinieron especialmente entre los siglos XVII y XVIII, al presentarse una oleada de inmigrantes peninsulares que en esta ocasión venían de la zona norte o cantábrica y de los pirineos. Según Francisco de Abrisqueta los vascos y navarros emigrados durante el siglo XVIII vinieron especialmente, gracias a dos movimientos importantes, como lo son: el de guipuzcoanos, enrolados en la Compañía Guipuzcoana de Caracas con cede en San Sebastián y el de navarros, traídos por los virreyes y funcionarios ilustrados de la administración colonial neogranadina como los virreyes vasco-navarros Eslava, Guirior, Mendiueta y Ezpeleta.

Para quienes se han interesado por investigar sobre la presencia vasco-navarra en el departamento de Antioquia y en Colombia, una de las preguntas que les ha inquietado es sobre el uso y permanencia de la lengua vasca en sus actuales territorios. Dado que se cree, por ejemplo para el caso antioqueño (una comarca pequeña, a donde llegaron unos centenares de peninsulares de los cuales una buena porción eran vascos y navarros) que quedaron algunos aspectos de la cultura y tradiciones implantadas por los colonos vascos, sin hacer mención a su particular idioma. Todo esto porque se ha hecho impreciso rastrear el uso del euskera en el actual territorio antioqueño y colombiano, debido a que siempre fue una lengua marginada y al parecer no quedaron evidencias escritas.

A este respecto, es apenas previsible que la corona española para mantener el monopolio de las empresas de ultramar, mantuviera políticas de restricción a los ciudadanos que no pertenecieran al entonces imperio español, mucho menos permitía que se hablaran otras lenguas distintas al idioma castellano. De manera que aquellos vascones invitados a participar de las empresas de colonización en indias, y los extranjeros en general, tenían que conocer el idioma oficial, es decir, el castellano; de ahí el predominio de vascos y navarros castellano-parlantes o bilingües. Pese a esta restricción, es posible rastrear en la historia del actual territorio colombiano referencias a la antigua lengua de los vascones.

Una de ellas la tomamos de la investigación del bilbaíno Francisco de Abrisqueta titulada Presencia Vasca en Colombia, en la que cita a Jerónimo Kolhler para afirma que “Según Oviedo en la primera colonia fundada en la masa continental americana ubicada en el Daríen, existía ya una fuerte presencia de vascos en suelo colombiano. Estos hablaban su idioma natal entre sí – serian ellos los que utilizaron su lengua para disponer secretamente la elección popular de Martín Zamundio a la primera alcaldía de tierra firme – “eran muchos idiomas, parte escoceses, parte ingleses, flamencos, la mayor parte vizcaínos – este era el gentilicio para todos los vascos – y españoles e italianos, cerca de treinta personas que en apuro no comprendían el uno al otro”.

Otra referencia que se tiene muy antigua del empleo del euskera en el territorio colombiano, se dio en relación a Lope de Aguirre, un guipuzcoano apodado el “Loco”. Aguirre con su rebeldía llegó a desafiar el imperio español, realizando actos en contra de los súbditos de la corona española. Pedro de Ursua un navarro fiel al rey español, quien además fue el fundador de la Pamplona del oriente colombiano, expresó que este podía persuadir a los soldados de Aguirre a que se le revelaran, si les hablaba en euskera.

Para el caso antioqueño también podemos observar algunos indicios que nos hablan del empleo del euskera, aunque las referencias provienen de épocas más recientes como el siglo XX. Esto en parte porque a diferencia de otros países del continente americano, en Colombia durante buena parte del siglo XIX se redujo considerablemente la inmigración peninsular, al punto que una vez pasadas las guerras de independencia esta migración fue minúscula en comparación con épocas anteriores. Para finales del siglo XIX el país apuntaba hacia una nueva política para favorecer la inmigración, cambiando la preferencia de los inmigrantes de la Europa septentrional, hacia los auxiliares que para la época migraban de España. De los vasco-navarros tenemos la llegada de unos cuantos inmigrantes de los que se presume hablaban euskera, como el vizcaíno Jesús Arriola, quien le puso por nombre a su finca ubicada en una colina del municipio de La Estrella “Izarmendi”, monte de estrellas en el idioma de los vascos.

En especial se promovió la llegada de comunidades religiosas provenientes del país ibérico, dentro de la que llega una nueva oleada de inmigrantes vascos y navarros. Por ejemplo, se destacaron los jesuitas, quienes realizaron números aportes en varias ramas, principalmente en la educativa. En Antioquia el jesuita Luís Goroztiza produjo algunas reflexiones sobre la lengua vasca, en la investigación etimológica que realizó en 1912 sobre los “Apellidos Vascos en Colombia”; el religioso lo hizo motivado por el parecido que encontró entre la región vasca y la antioqueña, en cuanto a paisajes y carácter de sus gentes; pero en especial, sorprendido por la frecuencia en que presentan los apellidos vascos en el departamento de Antioquia, indicando que fue su lengua materna la que dio origen a dichos apellidos.

Otra referencia a la lengua vasca la encontramos en los Carmelitas Descalzos, comunidad religiosa que vino al departamento de Antioquia en 1914, dentro de la cual se destaca la gran participación de religiosos vasco-navarros. Estos presbíteros realizaron varias investigaciones sobre las lenguas habladas por los indígenas pertenecientes a las familias Kunas y Katias que poblaban la región, encontrando similitudes entre su lengua materna, el euskera, y las lenguas habladas por esta familia lingüística. Parte de sus investigaciones fueron recopiladas en varios textos, e incluso publicadas en 1936, en el diario Euskadi de Bilbao, por Luís Arbeloa un bilbaíno que había sido cónsul honorario por Colombia en esta capital, quien de igual forma, destaca el parecido entre ambas lenguas.

Durante el exilio de 1936 varias familias vascas y navarras migraron hacia Colombia, muchas de estas familias eran vasco-parlantes y produjeron incluso textos en euskera sobre poesía como El Parnaso Colombiano, de igual forma, tradujeron del castellano al euskera, algunas obras literarias de autores colombianos. En Antioquia en el ámbito artístico se destacó especialmente el crítico y compositor de música de origen navarro Luís Miguel de Zulategui, quien además sobresalió como escritor y traductor de euskera. Según su hija Libe era un estudioso del idioma vasco, en su biblioteca personal se conservan sus primeros estudios realizados a principios de siglo en los conventos carmelitas, comenzados a temprana edad, donde además aprendía otras lenguas antiguas como el latín. Sin embargo, fue a avanzada edad cuando llegó a dominar el euskera, convirtiéndose según su hija en una persona muy influyente para la lengua vasca en América, debido a que realizaba traducciones a sus colegas en Méjico, Venezuela y Argentina. Todo ello al igual que su obra lo hizo de manera anónima y desinteresada, es por ello que su labor es poco conocida y poco comentada en las investigaciones realizadas sobre el exilio español. Otro caso que vale la pena citar para el departamento de Antioquia y el país, se relaciona con la novela Bizia Garratza (La vida es amarga), realizada por el político y escritor guipuzcoano Juan Antonio Irazusta, editada en Argentina por la editorial EKIN. Esta novela fue escrita en euskera y en ella se encuentran pasajes referentes al territorio antioqueño y colombiano, resaltados por Irazusta en su experiencia como exiliado en el país.

Así mismo, cada inmigrante vasco de una u otra forma, ha traído consigo algo de su idioma nativo y lo ha traspasado a nuestra región. Por esto el euskera, se ha hablado y se habla hoy por hoy en nuestro departamento; además no olvidemos que toda vez que nombramos algún apellido vasco afincado en nuestra región, estamos ni más ni menos hablando en el antiguo idioma de los vascones.

Por: John Alejandro Ricaurte

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